Te vi en el café tan misterioso, y tan seductor… y pensé que una chica
como yo podría seducirte, pero al parecer todo sucedió de tu parte, te
acercaste a ofrecerme una bebida y un cumplido que ya no recuerdo, tal vez una
plática, y a dejarme deleitar de aquella colonia tan varonil tuya, como
resistirme a ese olor y a esa sonrisa, te sentaste en mi mesa, y era inútil
ocultar lo mucho que me gustabas, es obvio que lo notaste, no recuerdo la
música, ni siquiera si pedí una cerveza o un café, solamente recuerdo que
estaba plácidamente perdida en el sonido de esa voz tan seductora, y tu porte
de macho, en tu cuello y en tu boca,
para mi grata sorpresa no era algo solo mío hay estabas tú, podía ver
como mirabas mi boca cuando mordía ligeramente mi labio, y más aún como se
perdían tus ojos a través del escote profundo de mi vestido negro, el tiempo
fue transcurriendo, y era evidente tus ganas y las mías, sin embargo la
tentación solo se dio entre risas, y miradas salimos y tomamos un taxi, aún
allí no pasaba nada solo podías observar mis piernas mientras yo coqueteaba
cuando te charlaba.
Sin decirnos mucho paramos cerca de un motel nada estrambótico, algo
sobrio, y después de atravesar la puerta
del cuarto, nos deshicimos en ganas, entonces los besos turbios que no se
dieron en el bar o en el taxi, se volvieron estremecedores, seductores,
muy ardientes, recuerdo como los disfrutaba mientras tus manos se
posaban en la parte baja de mi espalda, tus besos fueron recorriendo mi cuello,
y mi piel empezaba a erizarse a sentirte más deseada, sentí tu lengua a través
de mi escote y perdí la cabeza, colgaste mis piernas alrededor de tu cintura,
mi vestido se encogía a través de mi torso, mientras sentía esas ganas que me tenías,
era más que excitante, luego te
abalanzaste conmigo en la cama y empezaste a deshacerte de mi vestido negro que
te estorbaba, yo de tu camisa, era tan delicioso sentirte Mientras bajabas mi
vestido también te llevabas mi sostén y mis senos quedaban a tu disposición y
vaya que sabias que hacer con ellos, seguiste besándolos, chupándolos, mientras
yo más me excitaba, tus manos a través de mis piernas y yo pidiendo que
llegaras al medio de ellas, pero tu tenías una propuesta mucho más directa
terminaste de sacar mi vestido y enredaste tus dedos en mis bragas así que se
fue todo a algún rincón de la habitación, al verme abriste mis piernas, he
hiciste las maravillas que sabía que harías con tu lengua, te disfrute tanto,
sentí como mi humedad se envolvía de tu saliva y simplemente intentaba levantar
un poco para ver las maravillas que tanto hacías en mi parte baja, lubrique
tanto mientras tanto el cierre de tu
pantalón se abría, y cuando sentías que mis ganas ya no te aguantaban,
volviste a los besos a través de las piernas te levantaste sacaste la poca ropa
que te faltaba, estabas tan excitado y
yo aún más, no pude ver tu gesto pero sé que te gusto el que me abalanzara
sobre tu miembro con mi boca, era un miembro más grueso que largo, pero podía
comerlo todo si lo quería, me gustaba tanto, me excitaba pensar que si te lo
chupaba tan rico, me lo meterías igualmente, me dedique a tu pene, con mi
lengua con mi boca, podía sentir como te estremecías como te gustaba, después
de varios minutos, sentiste la necesidad de penetrarme así entonces me
levantaste quede de rodillas sobre la cama, volviste a besar mi boca mientras
una de tus manos jugaba de nuevo dentro de mí como lo hizo tu lengua, poco a
poco te acercaste mientras me recosté en la cama sentí como tu pene entraba en
mi vagina, cada vez más mojada, no me equivocaba ese porte de macho era por
algo, como me hacías estremecerme y gritar en la cama, como me embestías con
esas ganas, pero querías más de mí, aquel acercamiento de la charla en el bar,
era la puerta al todo por el todo, entonces nuevamente levantaste mis piernas
las abriste solo un poco, pero con un ángulo de inclinación un poco más alto, y
de nuevo esa prodigiosa lengua tan conversadora, acaricio mi ano, sentí como lo
mojabas lo humedecidas, como trabas de dilatarlo introduciendo la punta húmeda
de tu lengua, mientras algunos de tus dedos pasaban por mi vagina para
provocarme la estimulación más profunda, pero luego empezaron a entrar en el
también, (no dejaba de pensar en tu boca cuando me hablabas en el bar y en lo
que me hacías sentir ahora) podía sentir como tus dedos jugueteaban entre mis
partes más ocultas, y me encantaba,
rápidamente mi ano dilataba y con esas ganas, me giraste suavemente
estaba en cuatro, y esa posición simplemente me vuelve loca, olvido mis modales
me enloquece, y sentí como tu virilidad fue ingresando por mi trasero, era una
sensación tan deliciosa, al principio incomoda pero una vez estuvo dentro que
hubiera querido que jamás lo sacaras, así nuevamente empezaste los movimientos
de vaivenes y como te adentrabas en mí, no puedo describirlo mientras más
fuerza tomabas, más me sometías y para mí eso era demasiado excitante halabas
mi cabello y algunas cuantas nalgadas me sentí tan deseada no podía ocultar lo
mucho que me gustaba, no me importaba lo que pensarás solo quería que me
follarás de la manera más estremecedora, sentí la gloria de tu miembro dentro
de mí, me agité mi respiración era mas descontrolada, sentí el corazón en mi
boca, cuanto gusto sentía pero tus manos inquietas alcanzaron mi clítoris y así
sin más sentí venirme mientras me lo hacías cuan húmeda estaba pero aún más
excitada… no recuerdo la cantidad de orgasmos pero si lo intensos, como se
contraía mi vagina y desahogaba liquido al sentirte dentro, como te robabas mis más desgarrados y profundos gemidos, como pude sentirme la mujer más deseada.... de ese encuentro recuerdo todo pero no recuerdo me hubieras dicho tu nombre.